Anoche, una vez más tuve un sueño; pero ya no sobre lo anterior; esta vez sobre algo que marco significativamente mi vida y, al igual que el caso anterior, fue un golpe duro sumamente desagradable; la sustracción de lo que más amo, mi hija.
Sueños que me trasladan al lugar donde ella se ubica, en los que mi cabeza imagina y mapea un lugar que aún no conocía, lugar en el que me veo caminando y encontrándome con problemas para llegar a ella. Casi siempre ocurren conflictos en esas aventuras; conflictos que te inflan el pecho, te llenan de ira y acrecientan tus ganas de ir contra todo y llegar hacia tu objetivo. Da dolor; pero también da fuerzas. Deseo que todo de vueltas, alguna vez; sé que será así. Mi hija no tiene culpa de lo que un grupo de miserables ha orquestado en contra de ella.
Siempre llegaré y estaré con ella, en sueños y en la realidad.
